Arturo y Clementina, un cuento para hablar de igualdad

Arturo y Clementina

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Cuando Arturo y Clementina se conocieron se enamoraron de inmediato y decidieron casarse. Clementina tenía muchos sueños y gran parte de estos quiso entonces realizarlos junto a Arturo, en especial viajar y conocer el mundo…. Ahhh, soñaba con Venecia. Pero Arturo, quien en un principio solo le entregaba un disimulado "sí" en una sonrisa, una vez casados decidió que no era necesario que Clementina viajara a ningún lado, que con que se quedara en casa bastaba, que él saldría y la abastecería de todo lo que necesitara.

Pero pasaron los días y algo no le cuadraba a Clementina en su nueva vida. Ella no quería quedarse en casa todo el día esperando a que llegara Arturo, ella quería estar con Arturo y compartir con él. Ahora, si eso no se podía, al menos pensaba en usar su día en algún pasatiempo que le enriqueciera la vida como pintar o tocar la flauta. Pero Arturo no creía que ella fuera capaz de esas cosas, la encontraba tonta, aburrida y muy despistada. Pero la quería, por eso le traía todos los días un regalo distinto: un gramófono para que oyera música, un cuadro para que viera una pintura, un jarrón de Murano para que imaginara que viajaba por Venecia y todo esto lo iba atando con mucho cuidado al caparazón de Clementina.

La pobre Clementina veía crecer una torre de los objetos más diversos y curiosos sobre su espalda, pero nada de esto la hacía feliz y el peso se le hacía cada día más insoportable. Hasta que llegó el día que decidió salirse del caparazón y caminar así, liviana y sin equipaje, recobrando de esta manera un poco de alegría y de su propia vida. Arturo no comprendía y miraba con sospecha el nuevo ánimo de su esposa. Muy pronto llegó el día en que Arturo volvió a su casa por la tarde y no encontró a Clementina por ningún lado. La tortuga se había ido… es probable que a viajar, tocar la flauta o pintar un cuadro. Hasta el día de hoy Arturo no comprende por qué su esposa se fue de su lado y ciertamente indignado comenta: "Era realmente ingrata, aquella Clementina; no le faltaba nada: veinticinco pisos tenía su casa, repleta de tesoros".

La violencia de género silenciosa

En el cuento de Clementina se da una de las formas de violencia más dañina entre las parejas, aquella que a través de la descalificación y desmedro del otro va disminuyendo y liquidando la autoestima del que es agredido. De esta forma, cada vez que Arturo encontraba ridícula a Clementina con sus preguntas, sueños y aspiraciones, esta se encontraba a su vez tonta y aburrida, cuidándose de mostrarse tal como realmente era frente al otro y coartando la expresión libre de su ser. ¿Qué pensarán los niños de esto? ¿Se habrán enfrentado a alguna situación similar con sus amigos?

Formando una identidad segura

Una lectura muy interesante que plantea el cuento de Arturo y Clementina es la formación de identidad, el conocerse y respetarse tal cual uno es, de manera de evitar adaptarnos a otro o a otra situación anulando la propia identidad y personalidad. Leer con los niños este cuento y mostrarles la infelicidad de Clementina al no hacer lo que quería, al verse obligada a callar por miedo a no decir lo apropiado, a llevar una vida que la vuelve infeliz, permite hacerlos reflexionar sobre la necesidad humana de conocerse y respetarse a uno mismo para luego poder, entonces, buscar a otro que nos complemente y que jamás nos anule.

Adela Turín y los cuentos para la coeducación e igualdad

La escritora e historiadora Italiana dedicó gran parte de su vida a estudiar los sesgos sexistas en los cuentos para niños, y con el fin de erradicarlos creo una colección de libros infantiles llamada "A favor de las niñas". Los cuentos de Adela Turín tenían como objetivo principal construir un mundo mejor, más igualitario, libre de estereotipos sexistas y discriminación. "Arturo y Clementina" es quizás uno de sus cuentos más reconocido a nivel mundial.

Edad de lectura sugerida: a partir de los 6 años